"Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad"
Iniciaré mi análisis recordándote que ante los ojos del Padre, todos somos iguales, por tanto, esto da pie a la siguiente reflexión
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Es feo, carroñero, lo vemos volando a la caza de cuanta pestilencia cae bajo su mirada, también lo relacionamos con la muerte y le hacemos señas para alejar la pava, ese es el zamuro y resulta que siendo tan repugnante nos da lecciones de vida. Ellos nunca andan solos, no conocen el orgullo, no viven de apariencias y con gallarda valentía visualizan desde las alturas el trabajo que deben cumplir en la tierra, son tan beneficiosos que nos libran de los cuerpos de otros animales en estado de descomposición, todo lo contrario con el ser humano, hay una infinidad de personas tan arrogantes, tan vanidosas, tan altaneras, creen ser mejores a otros, pareciera que viven en un mundo de fantasía, están tan desubicados que piensan no necesitan a Dios en su vida.
Un consejo a tiempo no cae mal y yo te lo voy a dar, no permitas que lo banal e insignificante, pudra tu alma.
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Señor, crea en mi corazón un espíritu de entrega, de servicio, de generosidad y de renuncia a lo que no me conviene. Te lo pido en nombre de tu Hijo, que contigo vive y reina por la eternidad. Amen.
Bendiciones
