La tentación o como la queramos llamar, nos empuja de "sopetón" a hacer lo indebido, esta falta de control ha llevado a muchos a la ruina espiritual.
Usemos nuestro libre albedrio como un escudo de defensa, evitemos todo lo que desagrada a Dios, pidamos al Espíritu Santo un corazón transparente como el de un chiquillo pero con el entendimiento de un adulto para que nuestras acciones, decisiones y reacciones, sean las más justas y apropiadas.
1 Corintios 14:20 "Hermanos, no sean como niños en su modo de razonar. Sean como niños en cuanto a la malicia, pero en su modo de razonar actúen como gente madura"






.jpeg)















