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El apóstol Pablo nos da una lección que es necesario tener presente.
Leamos:
1 Corintios 3:6-8 "Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios ▪ Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. ▪ Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor"
¿Y qué quiere decir esto...?
Esto sencillamente quiere decir que el crecimiento lo da Dios, no quien pregona su Palabra, ni quien decide regar por escrito semillas de fe y esperanza porque al igual que Pablo y Apolos solo somos colaboradores en su obra redentora.
1 Corintios 3:9a "Porque nosotros somos colaboradores de Dios"
Permíteme ejemplificar mejor:
En una siembra, cada quien tiene su misión.
Igual sucede al trabajar evangelizando, si la Palabra germina será porque el Señor así lo disponga.
Lo que cada persona haga con lo que reciba es cuestión personal.
Eso sí, su Promesa no quedará inerte ni volverá a él vacia.
Isaias 55:10-11 "Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié"
Cada quien es valioso en la misma faena, somos guiados por su Espíritu y cada cual recibirá su recompensa, lo que tenemos que tener claro es que LA GLORIA ES DE ÉL, DE NADIE MÁS.
Filipenses 4:20 "A nuestro Dios y Padre sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén"

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