Cuando la vida nos enfrenta a percances impredecibles, no es fácil mantener la calma.
¿Sabes por qué...?
Porque esos momentos no son de agrado para nadie.
La pérdida de un ser querido, una ruptura sentimental, atravesar una crisis económica o una enfermedad, son los más claros ejemplos de sufrimiento y angustia.
Salmos 9:9 "El Señor protege a los oprimidos; él los protege en tiempos de angustia"
Aceptar que cada situación tiene una explicación y que todo pasa por algo, es reconocer que la vida no nos está castigando por el contrario, nos hace conscientes de que el tiempo de Dios es perfecto, que todo ocurre en el momento exacto y no cuando nosotros queremos.
Eclesiastés 3:1 "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora"
Admitir lo inevitable es lo único que nos permite actuar con sosiego, prudencia y sensatez.
Salmos 147:3 "Él sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas"
Recuerda 👇🏽
Nada ganas con vociferar lo indebido por muy acongojado que estés.
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