Cuántas veces has alabado a Dios y tu mente está en otro lugar...?
¡Quizás muchas...!
Salmos 103:1-2 "Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre.▪ Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios"
La verdadera alabanza surge desde lo más profundo de nuestro ser y logra despertar nuestro espíritu, nuestro cuerpo y nuestra mente.
Enaltecer a quien todo lo puede, nos lleva a reconocer su santidad, también a sentir el anhelo de ser más como él.
¿Sabes como se logra...?
Acercándonos a su Presencia y permitiendo que nos transforme conforme a su imagen.
1 Pedro 1:16 "porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo"
Mostremos satisfacción por cada una de sus bendiciones, y seamos hijos agradecidos con corazones sensibles en nuestro día a día.
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