Si queremos conocer a Dios, pensemos en el dulce que más nos agrada, porque conocerlo significa eso, deleitarse y saborear su Palabra, pero con el debido discernimiento que otorga su Espíritu.
Salmos 119:103 "Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Son más dulces que la miel a mi boca!"
Su mundo está escondido en cada letra escrita en las Sagradas Escrituras, pero no cualquier lector logrará entender, es necesario prepararse y escudriñar hasta lo más profundo para captar su mensaje.
Mantener una relación cercana con el Hijo, es lo único que nos capacita no solo para saber lo que el Padre espera de cada uno de nosotros, también para enfrentar las borrascas que llegan sin previo aviso, esas que nos golpean donde más duele y nos hacen perder el piso.
Ora conmigo:
Señor, necesito buscar protección en la roca que es Cristo Jesús, sé que en él estaré segura porque sean cuales sean las circunstancias, la roca será mi más firme punto de apoyo, por eso acudo a ti, para que me ayudes a cimentar las bases de la fe. Oro para que así sea. Amén.
Salmos 18:2a "El SEÑOR es mi roca, mi fortaleza y mi libertador"













%20_%20Manualid.jpeg)

















