Jesús nos escucha, nos entiende y sabe lo que cada uno de nosotros siente porque conoce las debilidades y las imperfecciones de la naturaleza humana.
Él sabe como ayudarnos porque ha experimentado nuestras tentaciones, tristezas, dolores y aflicciones.
Su Palabra lo dice:
Hebreos 4:15 "Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado"

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