Proverbios 4:23 "Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida"
Cuando Salomón dice que hay que guardar el corazón, se refiere a los pensamientos que condicionan a la persona. Por ejemplo, el resentimiento es la raíz de la amargura, es un veneno que destruye por dentro y que rara vez logra saciar la sed de venganza.
Esta historia ejemplifica muy bien lo que deseo que entiendas.
Leamos:
"Durante mucho tiempo, dos hombres compartieron injustamente una celda. Soportaron todo tipo de maltratos y humillaciones. Ya en libertad, tuvieron la suerte de encontrarse en un negocio.
Se saludaron amigablemente y uno preguntó al otro:
-Mi estimado amigo ¿Aún recuerdas el trato que nos dieron los carceleros?
– NO, gracias a Dios logré olvidar todo eso, comprendí que hace más daño el enojo acumulado que las ofensas recibidas.
-Y tú...?
–Yo los aborrezco con todas mis fuerzas, les deseo lo peor.
Su compañero lo miró y dijo:
– Lo siento por ti, porque eso significa que sigues preso.
Y en realidad así es, el odio termina convirtiéndose en una cárcel impuesta por nosotros mismos, porque seguiremos arrastrando todo aquello que quedó en el pasado y que ahí se debería quedar.
Recuerda: El que vive amargado no puede vivir como Dios manda.

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