Las palabras incentivan, no tengo la menor duda, pero cuando son dichas con malicia o interpretadas como ofensivas pueden afectar "al más pintao" y no todos reaccionamos igual ante un irrespeto o una humillación.
Muchos se enfadan y empieza "el dime que te dire", empeorando más la situación, otros lloran y un gran grupo toma represalias.
De las tres opciones hay dos que no nos favorecen porque nada ganamos con ponernos al mismo nivel y perder la compostura, quizás llorando logremos drenar el sentimiento 😭 porque sentirse herido, de que duele, duele y mucho.
Proverbios 11:12 "El torpe habla mal de sus semejantes; el inteligente sabe cuándo callar"
En este mundo hay un sinfín de personas que sienten placer injuriando a los demás y lo digo con propiedad porque en varias ocasiones fui maltratada verbalmente, reconozco que permanecer en silencio, me era imposible, a Dios gracias hoy en día es totalmente diferente, aprendí que en estos casos lo mejor es mantener la cordura porque no tomárselo "a pecho" es saber que somos las víctimas y no la causa del problema.
Mateo 12:36 "Más yo os digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio"
Con razón mi mamá decía:
"Cuando le tiras tierra a alguien a quien le quedan sucias las manos es a ti"
Ya lo sé ¡Quien tiene la costumbre de ofender a los demás, evidentemente carece del temor a Dios...!

No hay comentarios:
Publicar un comentario