La inmoralidad, el libertinaje, el vicio, el deseo desenfrenado, el querer estar por encima de los demás a como de lugar, la envidia o simplemente el darle prioridad a tantas cosas banales que no edifican ni espiritual ni intelectualmente, son los culpables de que tanta gente esté atrapada en las garras del pecado.
Pero muy a pesar de todo esto, hay una luz que nunca se apaga, una luz que atraviesa la oscuridad, disipa la incertidumbre, provee dirección y vence a la muerte.
Juan 8:12 "—Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida"
El enemigo trabaja incansablemente y disfruta nublando el entendimiento a todo aquel que se niega a buscar ese resplandor que transforma vidas.
Jesús es la luz que nos impide caer en la tentación de lo que este mundo nos ofrece.
Juan 1:5 "Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla"
Ora conmigo:
Señor, creo en ti y en tu Palabra, transforma mi vida, conviérteme en una persona empática con todo el que me rodea para que también ellos reciban el hermoso brillo de Cristo. No permitas que actúe como los fariseos que menciona la biblia que juzgan según sus propios criterios y cuya credibilidad es nula. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.

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