Trabajé 34 años ininterrumpidos con niños y jóvenes de 1° a 6° grado, tengo 12 años jubilada y en este día he decidido contarte parte de lo que he tenido que enfrentar en esta vida.
Inicio diciéndote que he pasado por pruebas muy fuertes, cuando mi madre muere por mala praxis médica, yo estaba con ella en esa Clinica de la cual no quiero recordar su nombre. Ahí inició mi derrumbe, no estaba preparada para enfrentar esa pérdida y a pesar de que mi Geno fue una mujer 100% entregada a Dios, esa fe que ella profesaba, yo no la tenía arraigada en mí.
Con su partida me sentí en el limbo, todo se me complicó, perdí la brújula y caí en el vacío.
Muchas fueron las veces que llegué a mi trabajo ebria, mis compañeras trataban de consolarme, de aconsejarme, pero a mi me molestaba, no las quería escuchar, les decía: "no sean metiches, hago lo que me da la gana..." Así pasé unos cuantos años.
Ninguno de mis hermanos supo el torbellino al que me enfrenté. Nunca se los dije. No era justo ocasionarles más dolor, la muerte de nuestra madre era suficiente.
Recuerdo que Luzdeni, una profesora amiga conociendo la situación en la que me encontraba, me invitó a ir a una iglesia ubicada en Tamare.
Acepté acompañarla, necesitaba que alguien me hiciera reaccionar y pensé: "quizás desahogándome con el sacerdote logre entrar en razón"
Esa tarde ella pasó buscándome, yo la esperaba.
Antes de escuchar la misa me dirigí al confesionario y en conversación con el cura, solté todo lo que quemaba mis entrañas, lloré, 😭 lloré 😭 como cuando estaba frente al féretro de la mujer que me dio la vida.
No lo niego, con sus palabras alentadoras el clerigo, logró hacerme sentir un poco de paz.
Mi amiga me esperaba sentada en un banco, cuando me vio, se levantó abrazándome fuertemente.
Así fue pasando el tiempo y aquel soplo de sosiego que ese día sentí, poco a poco se desvaneció.
Caí en lo mismo, esta vez fue peor porque bajo los efectos del alcohol intenté cortarme las venas del brazo derecho, pero... ¡no pude, no pude hacerlo...! algo me detuvo, no se que, lo cierto es que no tuve el valor para llevar a cabo aquella locura.
Estando sobria volví a reaccionar y decidí que lo más conveniente era pagarle a un especialista para que tratara mi falta de interés en la vida.
Así fue, acudí a terapias psicológicas por un buen tiempo, con quien en ese tiempo era mi profesora de psicología en la universidad. Por ser su alumna me cobraba la mitad de la consulta. No pagué la plata en vano porque en una de esas sesiones entendí que ese era el día y la hora en que mi Geno debía partir.
Ya un poco más tranquila, me hice cargo de la casa materna, contraté a una señora para que hiciera los oficios que yo no podía hacer por estar trabajando, también para que atendiera a mi padre que en ese entonces tenía 80 años y a un hermano con problemas mentales.
Salgo jubilada en agosto de 2010, por ese tiempo conocí a una señora a la cual debía entregarle una encomienda que le hacía llegar un profesor amigo, ella desde el priner instante predicó en mi la Palabra, pero en realidad no le di importancia.
Así nació nuestra amistad, la invité a mi casa y al igual que la primera vez, me habló de Jesús, pero yo la interrumpi hablando de otro tema.
En uno de mis cumpleaños me regaló una biblia de la cual solo leí la dedicatoria.
No la abrí, no sentía interés porque en ocasiones pasadas había intentando por la computadora leer algún versículo bíblico sin entender nada.
En el 2013 la señora que me ayudaba, me dijo que no trabajaría más. La quise mucho pero me pagó con traición.
Finalizando el 2016 muere mi padre quien ya para ese entonces tenía 102 años, se acostó y no se levantó más, fui a darle una vuelta en su cuarto y lo noté extraño. "Papá, papá, papá", pero mis palabras fueron en vano. 😭
Él murió de vejez, a mi madre, los médicos le arrebataron la vida.
Quedé sola con un hermano esquizofrenico, dos años mayor que yo.
No exagero cuando digo que me convertí en su madre. Lo bañaba, lo afeitaba, lo entalcaba, le cortaba las uñas, lo defendí como una leona y a pesar de que sus medicamentos no le faltaban, en ocasiones se alteraba y me amenazaba.
A Dios gracias, no hubo nada que lamentar.
Un día de tantos, sentada en mi poltrona prometí no abandonarlo a excepción de que el Señor decidiera otra cosa.
Y así fue, en septiembre de 2019, viajé a Ecuador. Mi hermana y mis dos sobrinos me esperaban.
Tino y su esposa se hicieron cargo de él.
Cuando el avión ✈ despegó del aeropuerto de Maracaibo unas cuantas lágrimas se deslizaron por mis mejillas, no sabía si regresaría, tampoco si volvería a ver a quienes dejaba atrás.
Y dije como dice un amigo, ¡No es fácil...!
Se que tu misericordia no tiene límites Señor y tus designios son incomprensibles, pero ahora se que era en este pais donde nacería de nuevo.
Mi vida es otra, exactamente el 12 de abril de 2021 en plena pandemia, se despertó en mí un anhelo apasionado por conocer a quien le dio luz💡 a mi vida.
Aquí inicié una relación con Cristo Jesús y no me canso de seguir conociéndolo a través del estudio de la Palabra y del discernimiento que me otorga su Espíritu.
Mi suplicio había llegado a su final, el buen pastor me rescató de las tinieblas llevándome a su redil.😭
Ya mis lágrimas 😭 no son de tristeza, cada una de ellas me llena de un gozo indescriptible.
¡Gracias Lubina por encaminarme, por incentivarme y hablarme del Salvador.
¡Mejor mentora no puedo tener...!
Termino este Testimonio agradeciéndote el tiempo que dedicas a la lectura de cada una de mis reflexiones, ese sigue siendo mi mejor pasatiempo, regar semillas de fe y esperanza.
¡Aleluya...! ¡Aleluya...!
Gracias Padre, por dar un nuevo final a mi historia. Permíteme compartir con otros, sin reserva, lo que tú has hecho por mí. Oro en el nombre de Jesús, Amén.

No hay comentarios:
Publicar un comentario