"Perdonen, y serán perdonados"
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Esta palabra es mágica, abre la puerta a cualquier relación fracturada que necesite ser restaurada, ¡no hay otra...!, negarnos a perdonar es ir en contra de los Preceptos Sagrados, tengamos claro que el objetivo de la vida es el amor y llenos de rencor no lo podemos alcanzar.
Quien decide dejar todo en manos del Señor, sabe que no hay mejor juez que él.
Romanos 12:19 "No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor"
¡Sus juicios son justos y su tiempo perfecto...!
Permitir que la naturaleza pecaminosa nos domine y vociferar lo indebido como buscando un desahogo al daño recibido, no es lo ideal.
De que sirve entonces recitar el Padre Nuestro y decir:
"Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden..."
¿Has pensado alguna vez que su perdón está disponible para cada uno de nosotros las 24 horas del día...?
Entonces...!
¿Por qué tenemos el atrevimiento de pensar si el otro merece nuestro perdón o no...?
¡Necesitamos parecernos más al Mesías crucificado, ejercitando a diario su fruto...!
Galatas 5:22-23 "Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, ▪ mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley"
Jesús comparaba a los fariseos con sepulcros blanqueados, relucientes por fuera, pero llenos de podredumbre en su interior.
Mateo 23:27 "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia"
Hagamos la diferencia, vivir envenenado no deja nada positivo, al contrario, resta felicidad, adoptemos conductas que generen fraternidad y dejemos que las víboras saboreen su propia ponzoña.
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