Para Dios todos somos iguales, por tanto, ni riquezas, ni linaje, ni ningún otro privilegio de nacimiento debe llevarnos a creer que somos mejores que los demás.
Proverbios 22:2 "El rico y el pobre tienen esto en común: A todos ellos los hizo el Señor"
Cuando se vive sin la guía de los estatutos bíblicos, la persona pierde la brújula y llega a pensar que está por encima de otros. Es en ese momento cuando la ceguera espiritual, se anida y echa raíces.
No seas especialista en discriminar y recuerda que todo lo que tienes es gracias a la misericordia del Señor.
¡Fuimos creados a su imagen, además, él no tiene favoritos...!
Santiago 2:9 "Pero si hacen distinción de personas cometen pecado y son reprobados por la ley como transgresores"
Ora conmigo:
Padre amado, solo apegada a tus preceptos podré mirar con ojos de misericordia a mis semejantes. Oro en el nombre de Jesús. Amén.

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