La misión de Jesús fue la de enseñar y aunque no había estudiado, quienes lo escuchaban quedaban desconcertados con lo que decía.
Juan 7:15 "Y los judíos se asombraban, y decían: «¿Cómo es que éste sabe de letras, sin haber estudiado?"
Se dirigió a la gente con la potestad y la supremacía que le daba el ser Hijo de Dios.
Lucas 4:32 "Y la gente se admiraba de sus enseñanzas, porque les hablaba con autoridad"
Vivió de cerca las tribulaciones humanas. Sanó a enfermos, expulsó demonios, convirtió el agua en vino, resucitó al hijo de la viuda de Naín, a la hija de Jairo a Lázaro y demostró su dominio y potestad haciendo milagros.
Su sencillez era posible, gracias a su amorosa obediencia con el Padre. No hubo en sus labios alabanza personal, altivez, ni gritos, tampoco intereses personales o un afán de lucirse.
Todo lo contrario, lo arropaba la mansedumbre, la dulzura, la comprensión, la paz, la serenidad, la misericordia, la verdad, la luz y la justicia, entre otras tantas.
Mateo 11:26 "Sí, Padre, porque así te agrado"
Ora conmigo:
Te pido Señor, poder conocerte cada vez más para no dudar de tu Palabra. Abre mis ojos, también mi corazón para reconocer en todo momento que tú eres el camino, la verdad y la vida. En el nombre del maestro de Galilea oro. Amén.
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