Leamos en el nombre de Cristo:
Juan 6:14-15 "Al ver aquellos hombres la señal que Jesús había hecho, dijeron: «Verdaderamente, éste es el profeta que había de venir al mundo.» ▪Cuando Jesús se dio cuenta de que iban a venir para apoderarse de él y hacerlo rey, volvió a retirarse al monte él solo"
El Mesías tenía claro que el momento de ser coronado no había llegado, sabía muy bien que debía dar a conocer el reino de Dios, propagar su Palabra y conducir al hombre a la salvación, liberándolo de sus ataduras espirituales.
Imitemos su proceder, sembremos semillas, proclamemos el evangelio para que llegue incluso a los rincones más recónditos y oscuros de la tierra, él sabrá en que corazón ese granito germinará.
Estoy más que segura que al echar raíces y florecer se despertará el deseo de trabajar en su obra, lo digo por experiencia propia porque las pruebas de la vida son las herramientas que él usa para edificarnos.
No tengamos miedo, él nos dio una promesa final.
Mateo 28:19-20 "Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, ▪enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo"
¡Y eso es lo único que importa...!

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