¿Sabías que las tribulaciones son utilizadas por Dios para hacernos más fuertes y que la adversidad puede ser considerada como una herramienta en sus manos, para moldear nuestro carácter y acercarnos a él?
Pues si, esto forma parte del proceso divino de crecimiento y transformación. Él nos está moldeando como un alfarero que da forma a la arcilla.
Escrito está:
Isaías 64:8 “Pero tú, Señor, eres nuestro padre; nosotros somos el barro y tú eres quien nos da forma; todos nosotros somos obra de tus manos"
El mismo Jesús enfrentó angustia en su vida terrenal y su padecimiento tuvo un propósito.
Hebreos 5:8-9 "Aunque era Hijo, aprendió a obedecer mediante el sufrimiento; ▪︎ y una vez que alcanzó la perfección, llegó a ser el autor de la salvación eterna para todos los que le obedecen"
Experimentar sufrimiento es seguir sus pasos y aprender a ser como él.
Libra tus propias batallas sin quejarte y con los ojos puestos en Cristo. Recuerda que la fe se demuestra no cuando todo va bien sino cuando las olas arrecian y aún así decides confiar.
Ora conmigo:
Señor, he logrado comprender que el tormento no es una piedra que nos impida avanzar, sino la oportunidad para desarrollar virtudes como el amor, el gozo y la paz, todas pertenecientes al fruto de tu amor. Gracias por usar mis preocupaciones para fortalecerme. En el nombre de tu Hijo. Amén.

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