Jesús dijo a sus discípulos:
Juan 16:22 "También ustedes ahora están tristes; pero yo los volveré a ver, y su corazón se alegrará, y nadie les arrebatará su alegría"
Les da una promesa que trasciende el sufrimiento: un regocijo que nadie podrá quitarles. Ese que nace de la Presencia misma de Cristo resucitado.
Y es que, él nunca prometió una vida sin dolor, pero sí estar con nosotros en medio del desconsuelo y darnos una alegría que no depende de las circunstancias.
Hay un gozo que muchos no entienden, ese gozo no se basa en el tener, en el lograr, ni en que todo salga bien. Se sustenta en la paz de estar anclados en un amor que no cambia, que no se apaga con las malas noticias ni se desgasta con el tiempo.
Pueden haber días de lucha, pero hay una certeza más grande: tu gozo está en él, y eso es más que indestructible.
Ora conmigo:
Señor, solo quiero que mi vida sea un reflejo de la felicidad que nace de conocerte. En el nombre de tu Hijo. Amén.

No hay comentarios:
Publicar un comentario