Aquí estoy Señor, no quiero esconderte lo que siento. Hay cosas que me duelen, pero hoy elijo recordar lo que has hecho en mi vida. Tú me levantaste cuando no podía más. Me llenaste de paz cuando mi mente estaba totalmente abarrotada. Abriste puertas que nadie podía abrir, pero por favor, fortalece mi fe. Abrázame en este proceso. Enséñame a esperar con optimismo y no con angustia. Te lo imploro en el nombre de tu Hijo. Amén.
Esta reflexión da inicio con una pequeña plática que tuve con quien todo lo puede para darte a conocer que recordar es un arma contra la desesperanza porque cuando uno recuerda lo que él ha hecho en nuestras vidas, el corazón se calma y empieza a creer otra vez.
Escrito está:
Salmos 77:11-12 "Es mejor que haga memoria de las obras del Señor. Sí, haré memoria de tus maravillas de antaño; ▪︎ meditaré en todas tus obras, y proclamaré todos tus hechos"
El Rey de Reyes nunca está inactivo, él sigue obrando en lugares que tú no ves, en tiempos que tú no controlas y en detalles que tú ni te imaginas.
Si todavía el dolor te corroe el alma, ¡Espera y ten paciencia...! porque el Dios que te rescató de las tinieblas para llevarte a su redil, no te va a soltar ahora. De eso, puedes estar seguro.
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