Hay días en los que las preocupaciones financieras, las decisiones complicadas, la enfermedad de un ser querido o la incertidumbre del mañana nos roban la paz y precisamente en esos momentos, a través del Salmos 23, Dios nos recuerda que no estamos solos porque él como todo buen Pastor, nunca abandona a sus ovejas.
Salmos 23:1-2 "El Señor es mi pastor; nada me falta. En campos de verdes pastos me hace descansar"
Y es que en realidad nuestra provisión no depende exclusivamente de la ganancia monetaria que devengamos gracias a un trabajo, sino a su fidelidad. Te lo digo por experiencia propia, cuando los recursos se agotan, él abre caminos inesperados.
Dejemos de luchar solos. Aprendamos a confiar en que, así como cuida de las aves del cielo, también se ocupa de nosotros.
Mateo 6:26 "Miren las aves del cielo, que no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros, y el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes mucho más que ellas?"
Su provisión no solo es material, sino también emocional y espiritual. Nos da fortaleza cuando nos sentimos débiles, dirección cuando estamos perdidos y descanso cuando estamos agotados.
Ora conmigo:
Señor, reconozco que a veces la intranquilidad y la angustia nublan mi fe y olvido que tú eres mi fiel Pastor. Gracias por no abandonarme, porque aún en los valles oscuros, tu vara y tu cayado me infunden aliento. Que mi vida refleje la seguridad de quien sabe que tiene un Padre que provee y cuida con amor iinagotable. En el nombre de tu Hijo. Amén.

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