Ser educador es una de las profesiones más nobles y desafiantes, porque la dedicación, la paciencia y la empatía que se necesita son realmente admirables.
Tengo 14 años jubilada y animo a mis colegas activos a seguir cumpliendo esta misión con amor y dedicación, sin olvidar que cada palabra de aliento, cada acto de apoyo y cada lección impartida tiene el potencial de cambiar vidas. No te desanimes en los momentos difíciles; tu trabajo es valioso y tu influencia en los niños también.

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