Cuando la tempestad llega a nuestras vidas, todo parece perder el sentido. Es como si nos dieran una estocada tan fuerte que la mente nos queda en blanco, no vemos la salida, no sabemos como actuar y hasta nos cuesta razonar.
Nahúm 1:7 "Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia y conoce a los que en él confían"
Somos seres humanos y como tal actuamos. Pero, ¿sabías que es precisamente ahí, donde se corre el riesgo de perder el norte?
Pues si, eso es lo más seguro, porque la duda nos convierte en personas vulnerables y es precisamente cuando te enfrentas al dolor donde no puedes darte el lujo de olvidar que para pasar la prueba, tu fe debe de estar cimentada en la roca que es Cristo Jesús.
1 Samuel 2:2 "Nadie es santo como el Señor; no hay roca como nuestro Dios. ¡No hay nadie como él!"
Ora conmigo:
Padre amado, sé que a pesar de cualquier percance, continúas siendo el mismo Dios fiel que obró ayer, hoy y lo hará por la eternidad. Sigue cuidando a todos los que te amamos y obedecemos tus mandamientos. En el nombre de tu Hijo. Amén.
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