A pesar de que los fariseos tenían un gran poder e influencia sobre las masas, enseñando no solo en las sinagogas, sino también en la vida cotidiana del pueblo, Jesús los criticó por su hipocresía y por centrarse más en las tradiciones y reglas externas que en la verdadera justicia y amor hacia los demás. Haciendo hincapié en que su reino es diferente a los reinos del mundo.
Mateo 23:27 "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas! Porque son como los sepulcros blanqueados, que por fuera se ven hermosos pero por dentro están llenos de carroña y de total impureza"
Muchos de ellos no creían que Jesús fuera el Mesías, sin embargo, le hicieron una pregunta sobre el Reino de Dios, buscaban ponerlo en una posición incómoda para demostrar que sus enseñanzas no tenían validez alguna ya que no estaban alineadas con las expectativas mesiánicas tradicionales.
El término "mesiánico" proviene de la palabra "Mesías", que se refiere a un salvador o un ungido.
Leamos el versículo que reseña la pregunta y la respuesta dada por Jesús para entender:
Lucas 17:20-21 "Los fariseos preguntaron a Jesús cuándo iba a venir el reino de Dios y él les respondió:—La venida del reino de Dios no es algo que se pueda observar. ▪ No van a decir: “¡Mírenlo acá! ¡Mírenlo allá!”. Dense cuenta de que el reino de Dios está entre ustedes"
Y esto significa que su poder, dignidad y autoridad se manifiestan a través de su presencia en nuestras vidas y no por medio de vanidad ni vanagloria.
A pesar de que la sociedad le da más valor al poder, él nos invita a buscar primeramente su reino y su justicia.
Mateo 6:33 "Por lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
Hoy en día estoy consciente de que la verdadera riqueza radica en nuestra relación con él, lo demás es secundario.

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