Hoy en día las noticias están colmadas de casos que exceden la lógica, motivo más que suficiente para vivir llenos de ansiedad. Pero lo más lamentable es que en medio de todo este caos, muchos buscan la tranquilidad en placeres temporales, en relaciones inestables o en logros que no satisfacen.
Cuesta entender porque hay personas que se niegan a aceptar que el verdadero sosiego lo eencontramos en Cristo.¡Si, así como lo lees...! Jesús no solo trae paz, él es nuestra paz. No una paz que depende de que todo esté bien afuera, sino una paz que reina cuando todo parece caerse a pedazos.
La Biblia reseña que en medio de la tormenta él dormía pero los discípulos temblaban de miedo.
Leamos:
Lucas 8:24 "Los discípulos despertaron a Jesús y le dijeron: «¡Maestro, Maestro, estamos por naufragar!» Entonces Jesús despertó, reprendió al viento y a las olas, y éstas se sosegaron, y todo quedó en calma"
Esa escena resume lo que él vino a darnos, una tranquilidad que no se basa en lo que vemos, sino en lo que creemos.
Él no vino a la tierra para que vivas en tormento. Vino para que, incluso en medio de las pruebas, experimentes su quietud. No la que ofrece el mundo, sino la que solo puede dar el Príncipe de Paz.
Isaías 9:6b »y su nombre será «Consejero admirable», «Dios fuerte», «Padre Eterno» y «Príncipe de paz».
Ora conmigo:
Señor, perdóname por buscar respuestas en lugares que no sanan. Hoy me dejo abrazar por ti. Reina en mí. Sé el Príncipe de mi interior, el que gobierna mis pensamientos, emociones y decisiones. Gracias por estar conmigo. En el nombre de tu Hijo. Amén.

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