Vivir preocupados se ha convertido en un estilo de vida. Es como si colgada a nuestra espalda, lleváramos una mochila invisible sobre los hombros y lo más peligroso es que a veces nos acostumbramos tanto a cargarla, que ya ni siquiera nos damos cuenta de cuanto nos está agotando el alma.
Es en medio de esa rutina ansiosa, donde Dios nos hace una invitación que no tiene lógica humana: "Entrégame tus cargas, déjame a mí lo que te pesa."
Escrito está:
Salmos 55:22 "Confía al SEÑOR todas tus preocupaciones, porque él cuidará de ti; él nunca permitirá que el justo quede derribado para siempre"
¿Sabes lo que eso significa? Que Dios, en su infinito amor, no quiere verte colapsar, no quiere que vivas al borde del cansancio emocional. Él quiere que confíes. Que dejes en sus manos eso que tú no puedes controlar.
No esperes más y suelta lo que Dios te está pidiendo que le entregues. No sigas acumulando ansiedades. Dale espacio a la calma que viene de confiar, porque solo cuando sueltas, puedes empezar a vivir verdaderamente sin preocupaciones.
Ora conmigo:
Señor, quiero vivir un día a la vez, y no olvidar que tú no prometes una vida sin dificultades, pero sí garantizas, sostenerme y darme tranquilidad aún cuando todo a mi alrededor parezca inestable. Gracias por cuidarme. Te entrego mis pesares. Haz con ellos lo que tú sabes hacer, transformarlos en descanso y esperanza. En el nombre de tu Hijo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario