Filipenses 2:3 "No hagan nada por contienda o por vanagloria. Al contrario, háganlo con humildad y considerando cada uno a los demás como superiores a sí mismo"
En un mundo donde muchos buscan reconocimiento, éxito y aprobación, este versículo nos recuerda que la verdadera grandeza no está en la competencia ni en la vanagloria, sino en la humildad.
No se trata de quién brilla más, sino de cuanto podemos ayudar, edificar y valorar a quienes nos rodean.
Cuando aprendemos a ver a nuestros semejantes con amor y respeto, dejamos atrás la necesidad de compararnos y empezamos a construir relaciones genuinas.
Recuerda:
El orgullo divide, pero la modestia une y quien vive con un corazón dócil nunca pierde porque el amor, la gratitud y el respeto siempre traen recompensa.
Ora conmigo:
Señor, convierte mi vida en un instrumento de tu paz y permite que tu Espíritu continúe guiando mis pasos. En el nombre de tu Hijo amado. Amén.

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