"Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré"
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De todos los dones dados por Dios, no hay uno más grande que la Presencia del Espíritu Santo, porque una vez que se es salvo, él hace residencia permanente en el corazón de todo creyente, otorgándole el debido discernimiento para comprender e interpretar su Palabra.
Cuando él habita en nosotros, comienza a obrar para cosechar frutos.
Gálatas 5:22-23 "Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,▪mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley"
Esto solo lo logra quien tiene al Espíritu en su vida, quien sigue dominado por las obras de la carne, es incapaz de producir tales frutos.
Jesús dijo que enviaría al Espíritu para que fuera nuestro Consolador, nuestro Ayudador, nuestra Guía.
Juan 14:16 “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre”
Una de las verdades más cruciales que él nos revela, es el saber a ciencia cierta que Jesús es quién dijo ser.
Juan 15:26 "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí"
Saber que el Espíritu Santo nos orienta, es motivo de gozo.
¡Gracias Señor...! ¡Por obrar en nuestras vidas...!
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