"No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros"
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Desde que nacemos y a medida que avanzamos en edad, nos tocará enfrentar un sinfín de acontecimientos, unos agradables, otros no tanto. El desgaste físico, las enfermedades, la pérdida de seres queridos, el envejecimiento, la lista es interminable, es el precio que debemos pagar.
Pero la promesa de Dios para aquellos que lo buscan con regocijo y llenos de fe es maravillosa.
Saber que él "no nos dejará huerfanos" le da sentido a nuestra vida y aunque las dificultades, los contratiempos y los problemas no desaparezcan, nos sentiremos fortalecidos, ¡por supuesto que si...!
Juan 17:3 "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado"
Demos gracias al Señor por todo, nos guste o no, sea de beneplácito o de dolor, porque hemos recibido mucho más de lo que merecemos. Somos salvos, gracias a Jesucristo y ese regalo, no tiene precio.
1 Tesalonicenses 5:18 "Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús"
La gratitud sincera, la que brota del corazón muestra respeto a Dios y despeja el camino para vivir una vida de obediencia que le sea de agrado.
Juan 10:28-30 " y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.▪Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.▪Yo y el Padre uno somos"
Esa es la actitud que abre la puerta para recibir la salvación y la vida eterna.
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Señor, agradezco tus bendiciones, dame fortaleza para permanecer firme y mostrar obediencia a tu palabra. Contigo todo, sin ti nada. Oro a Jesús. Amén.
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