"Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Atalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón"
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La misericordia es una virtud que sobresale en algunas personas, inclinándolas a sentir compasión por las carencias ajenas.
Ayudar a quienes más lo necesitan es una de las formas de solidaridad que tenemos al alcance de la mano, compartir lo que tenemos con otros a quienes les hace falta es contribuir a su bienestar y su calidad de vida.
Ofrecer alimentos, ropa, medicinas, enseñar al que no sabe, dar un buen consejo, perdonar al que nos ofende, consolar a quienes sufren, incluso, dar un abrazo, son obras de nobleza. Eso si, cuando hagas un acto de caridad, no lo digas a los cuatro vientos, no lo publiques en las redes sociales ni quieras exigir al beneficiario lealtad, recordándole a cada rato lo que hiciste por él y queriendo exigirle fidelidad, en búsqueda de sometimiento.
Mateo 6:3 "Más cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha"
Ser condescendientes y ponernos en el lugar de los demás es brindar nuestro amor al prójimo.
Mateo 5:7 "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia"
Hay muchas personas económicamente estables pero no se conduelen del necesitado, olvidan que Dios ha sido y sigue siendo benévolo porque aún siendo pecadores, nos da la oportunidad de ser rescatados por medio de su Hijo Jesucristo.
Señor, las necesidades del prójimo muchas veces tocan a mi puerta, permíteme ser receptivo para poder poder ayuda hasta donde me sea posible. Oro a Jesús en todo momento. Amén
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