lunes, 1 de noviembre de 2021

JUAN 20:29

"Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron"

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La desconfianza de Tomás, es el episodio del Evangelio de Juan donde el apóstol niega la Resurrección de Cristo. Alegando que mientras no vea y toque las heridas causadas a Jesús, no creerá. 

Por eso, cuando los discípulos le dijeron:

Juan 20:25 "Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré"

Él escuchó y dudó, se negaba a creer lo que sus ojos no habían visto. Parece mentira, pero en ocasiones, también nosotros nos encontramos en la misma situación de Tomás y decimos: "si no veo no creo" y es precisamente en los momentos de oscuridad, donde Dios nos pone a prueba para ver que tan quebrantada o que tan madura es nuestra fe.

Juan 20:26-27 "Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.▪Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente"

Entonces, aquel hombre respondió y dijo:

Juan 20:28 "Señor mío y Dios mío”

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Mi buen Pastor, no puedo verte pero en ti creo, se que te harás visible a nuestros ojos cuando tú lo decidas, porque tuyo es el tiempo, de nadie más. Oro a Jesús en todo momento. Amén. 

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