"El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él"
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Leamos:
La muerte se acercó a un hombre y le dijo:
Vengo por ti, hoy te vas conmigo porque este día morirás.
El tipo asombrado respondió:
Pero aún no estoy listo para partir, me quedan algunas cosas por hacer.
La muerte le contestó:
Lo único que puedo decirte es que tu nombre es el primero que está en mi lista.
Asustado y sin saber que hacer dijo:
Esta bien, pero ¿por qué no nos tomamos un café antes de irnos...?
La muerte aceptó gustosa.
Dándosela de muy inteligente se las ingenió y agregó al café, pastillas para dormir.
La muerte se lo bebió y cayó en un sueño profundo.
Sin perder tiempo tomó la lista, borró su nombre del principio y lo escribió al final.
Pasadas tres horas, la muerte despertó y aún somnolienta dijo:
Cómo te has portado tan bien conmigo voy a comenzar desde el final de mi lista para darte un poco más de tiempo y puedas hacer lo que te falta por cumplir en esta vida.
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La muerte no es el final de la historia.
En la tumba, Jesús le dijo a Marta, hermana de Lázaro:
Juan 11:25-26 “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá▪ Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?"
Podremos morir y volver al polvo, pero cuando Jesús venga, él despertará a los justos del sueño de la muerte, de la misma forma que hizo con Lázaro.
La perspectiva de Dios Padre sobre el destino humano es clara:
▪Muerte para aquellos que rechazaron a su Hijo y se apegaron a sus pecados, o vida eterna cuando Jesús venga a buscar a aquellos que lo aceptaron como Señor y Salvador.
1 Juan 5:11-12 "Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo ▪ El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida"
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