Hay personas con infinidad de problemas, más sin embargo, oran para que sus corazones quebrantados reconozcan que Dios está para ayudarlos y darles alivio.
Escrito está:
Salmos 147:3 "El Señor reanima a los descorazonados, y sana sus heridas"
Pero hay otras, que cuando se sienten agobiadas se dejan consumir por la desesperanza y no ven la solución por ningún lado.
¡Búsca con perseverancia y pasión el tesoro más grande que persona alguna pueda tener: Jesucristo nuestro Señor...!
Ora conmigo:
Padre, dejo en tus manos todo lo que duele, eres mi sanador y cuento con tu amoroso cuidado, te doy las gracias en el nombre de tu Hijo. Amén.

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