Creer en Cristo no te hace inmune al dolor ni a las pruebas, pero sí te da una certeza inquebrantable: él está contigo y te mantiene firme con su poder.
¿Cuántas veces has sentido que a pesar de tu fe y tu entrega, las cosas no cambian o que tu esfuerzo ha sido en vano?
El enemigo golpea con fuerza y a él le conviene que pienses que tu lucha es inútil y que Dios ha olvidado su promesa.
Si el cansancio te dice: "rindete porque no puedes más" Dios te susurra: "sigue adelante, yo estoy contigo"
Isaías 26:3 "Tú guardas en completa paz a quien siempre piensa en ti y pone en ti su confianza"
Si no ves aún la respuesta que esperas, confía sin desesperarte y camina con la certeza de que tu recompensa viene en sus manos.
Ora conmigo:
Señor, mi confianza está en ti y en ti siempre hay esperanza. En el nombre de tu Hijo. Amén.

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