La seducción es una trampa que a cualquiera atrae y pone en peligro, más aún cuando la incitación está relacionada con el sexo y la inmoralidad.
Escrito está:
Santiago 1:13-14 "Cuando alguien sea tentado, no diga que ha sido tentado por Dios, porque Dios no tienta a nadie, ni tampoco el mal puede tentar a Dios. ▪︎ Al contrario, cada uno es tentado cuando se deja llevar y seducir por sus propios malos deseos"
Controlarse no es fácil porque “la carne es débil” de modo que todos fallamos. No obstante, si nos arrepentimos de corazón y procuramos que esa mala acción no se convierta en una práctica repetitiva, él será indulgente y bondadoso con nosotros.
Jesús dijo:
Mateo 5:29 "Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno"
Obviamente, con esto quiso decir que para agradar a Dios y obtener la vida eterna, debemos gobernar y dominar nuestros instintos para no pecar.
Mi Rey de Reyes, me consuela estar cerca de ti porque tú me guías por el camino del bien y por muy grande que sea la atracción no me dejas caer.
Ora conmigo:
Señor, que grato y maravilloso es saber que solo tu sangre puede higienizar todo tipo de impureza cuando nos arrepentimos de corazón y recibimos tu perdón, en el nombre de tu Hijo. Amén.

No hay comentarios:
Publicar un comentario